Under the shade of a tree, was a group of twelve agricultural workers from Honduras.

Un día llegué a una granja, con camisas, mochilas, vasos para el agua, kits de higiene personal, guantes, sombreros y protector solar. En esa granja, bajo la sombra de un árbol estaba un grupo de doce trabajadores agrícolas originarios de Honduras. Los trabajadores al mirarme llegar, se levantaron muy amables y me recibieron con gusto y respeto. En ese grupo de trabajadores estaba un hombre muy atento a lo que yo decía, su persona era blanca y de cabello café claro, en ese momento pensé que él no hablaba español. Los trabajadores agrícolas estaban muy agradecidos por el material que les llevé, les explicaron nuestra labor y que los fondos eran donados para ayudar con sus necesidades. Ellos muy agradecidos y sorprendidos por tan necesaria ayuda, y no se pueden agradecer a toda la organización y las personas que habían donado este material. La persona blanca que pensé que no hablaba español era el capataz. El se acercó, se presentó como Esteban y agradeció en nombre de todos los trabajadores la gran ayuda que les estaban enviando. Me contó las grandes jornadas que pasan bajo el sol, la necesidad de equipo (ropa) adecuado para trabajar. Esteban agradecido por todo lo que se les estaba enviando y pidió de favor que no dejaramos de ayudaros, que no dejaramos de visitarlos y apoyarlos en sus necesidades, que no los dejaramos solos. Esta experiencia me hizo ver que los encargados quieren ayudar y apoyar a sus trabajadores pero no tienen los recursos.